Charles Wright
Mi mente y tus manos.
Atorado en el pensamiento y el destino cruel,
y tus manos atadas
que hablan de sueños de color y monocromo.
Un alma sin pies
viaja en sus sueños y le es suficiente.
El deseo realizado
que sabes más allá de ese enorme mar.
Al otro lado y en el mismo lugar,
esperando tu llegada una excusa más.
Para escribir,
momento imposible.
Replicándose en la fantasía cobarde
de la inspiración.
A pesar,
el tiempo muerto atraviesa el recuerdo infantil de ti.
Inspirando mis letras
y movilizando tus manos.
Se apodere de ti
Olvidos que serán a medias. Manteniéndose al frente sin hablar, sin sonido y sin voz. Mudos recuerdos. Imágenes coloridas de días pasados en los canales de los países bajos, sin suéter. Esos días de frío y lluvia, de fumada tras fumada y compañías renovadas de un pasado que nunca existió pero que lo cambió todo. Un pasado-presente y no más.
Menciono al pasado pues en el pasado todos hemos estado juntos, creo yo.
Y en esos caminos sin rumbos, en plural pues éramos muchos, de repente uno está viéndose a si mismo a través de la espera de alguien más. A través de la esperanza de la búsqueda de cada quien, y a través de las barreras que cada una de nuestras abismales vidas nos presenta a diario.
Pensamientos de tiempo, sí, atormentador es el tiempo.
Un camino sin falla aunque imposible, deseable. Un camino sin límites que nos deje cambiar, nos deje buscar, que no nos ate a nada. Viendo hacia adentro. Búsqueda interna que un día desemboque en ti.