La semana pasada pasé por una librería de segunda mano. Enseguida un librito llamó mi atención. En la primera página una dedicatoria escrita a mano, por Enrique el 6 de Enero del ´98:
Para Tony, Doughs
y Milo en sus
viajes por el tiempo.
Enrique también dibujó un reloj de arena, en donde en vez de arena hay un hombrecito. Él se mantiene en la parte superior del reloj, como si el tiempo le pasara desapercibido, o como si el tiempo no pasara por él. O él no pasara por el tiempo.
Atemporal. Como el libro, y la dedicatoria de Enrique.
1 comentario:
suborcomo el Axolotl de Cortazar, el tiempo deja de ser tiempo y uno cree que lo entiende todo.
(a últimas fechas, he pensado que en verdad el tiempo no existe)
Publicar un comentario